Limpieza y mantenimiento del suelo radiante

El suelo radiante es un sistema de calefacción que cada vez está ganando más popularidad gracias a que nos ofrece una instalación muchísimo más eficiente y personalizada que la de los radiadores de toda la vida. Siendo esta tecnología perfecta para todo tipo de hogares, el suelo radiante se integra de una forma limpia y segura, mejorando con creces la estética del hogar.
Sin embargo, pese a que este sistema de calefacción cuenta con numerosas ventajas, lo cierto es que, al igual que cualquier otro, conlleva un mantenimiento periódico y una limpieza. Para el correcto funcionamiento de este sistema de suelo radiante tenemos que realizar ciertas tareas de inspección y de cuidado que nos garanticen que el sistema se mantenga en buenas condiciones.
En este artículo queremos hablarte precisamente de cómo limpiar y mantener el suelo radiante. Cuantos más cuidados le ofrezcas a este sistema de calefacción, mejor rendimiento tendrás y más duradero te resultará. Es un sistema de manejo muy simple y cuyo mantenimiento te explicamos a continuación para que puedas sacarle todo el partido posible a tu suelo radiante.
Cómo limpiar suelo radiante
Comenzamos por uno de los aspectos más relevantes a la hora de preservar el suelo radiante: el mantenimiento del suelo radiante es más bien preventivo. En lugar de una serie de tareas que tengamos que realizar semanalmente, el mantenimiento se efectúa cada cuatro o cinco años si no surgen problemas antes. La limpieza es uno de estos casos. A la hora de limpiar el suelo radiante, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que tenemos que seguir las especificaciones que nos indica la propia marca de nuestro sistema de calefacción.
Esto se debe a que cada fabricante puede utilizar una instalación, un montaje diferente y, por lo tanto, tenemos que seguir sus instrucciones para evitar dañar el suelo radiante. Generalmente, si vamos a llevar a cabo una limpieza muy profunda, lo ideal es que nos pongamos en contacto con profesionales, ya que existen muchas empresas que se dedican a limpiar suelo radiante. En TSClima, por ejemplo, son expertos en la instalación de suelo radiante y pueden ayudarte en el caso de que tengas alguna duda sobre la limpieza o el mantenimiento de este sistema de calefacción. También puedes comprar suelo radiante y ellos te lo instalarán de manera profesional.
Ahora bien, una vez que tenemos esto en consideración, a continuación, queremos explicarte cómo se limpia un suelo radiante para que en el caso de que te creas capaz puedas llevar a cabo este mantenimiento:
- Lo primero que tienes que saber es que para poder realizar la limpieza de un suelo radiante se tendrá que vaciar la instalación completa de agua.
- El siguiente paso será volver a rellenar toda la instalación de agua, pero añadiendo un aditivo específico que funcionará como limpiador. De esta forma, se logrará poder desinfectar, limpiar y desincrustar toda la suciedad que se haya quedado en los conductos. Lo habitual es que se lleve a cabo este proceso durante aproximadamente dos semanas, así que realizar la limpieza de suelo radiante en verano suele ser la mejor opción.
- Para seguir, tendrá que volver a vaciar el suelo radiante y realizar una limpieza con agua a presión. En este caso se volverá a llenar la instalación con otro aditivo diferente que ayude a proteger las tuberías ante la corrosión.
- Como último paso, simplemente volveremos a vaciar la instalación de agua, realizaremos el lavado a presión y rellenaremos de nuevo el sistema de agua para poder volver a utilizar el suelo radiante.
Cómo limpiar el pavimento de un suelo radiante
Más allá de la limpieza de la propia instalación de suelo radiante, también tenemos que considerar el propio pavimento. Tenemos que comprender que la instalación del suelo radiante se halla completamente aislada del pavimento, pero, aun así, necesitaremos asegurarnos de que el suelo se limpia con sumo cuidado y con los productos adecuados para que no puedan existir corrosiones, filtraciones, humedades u otros problemas similares en el material del pavimento.
De esta forma, tenemos que prestarle la misma atención al tipo de pavimento que hemos instalado encima del sistema de suelo radiante que al propio suelo. Lo habitual es que siempre empleemos productos específicos para el tipo de suelo; por ejemplo, si es un suelo laminado o si es un suelo de madera, nos aseguraremos de utilizar los productos de limpieza para cada uno de ellos y no productos genéricos. Esto nos asegurará que el pavimento se mantenga en buenas condiciones y, por lo tanto, que el suelo radiante también.
Mantenimiento del suelo radiante

Como ya hemos comentado, el mantenimiento del suelo radiante viene dictado sobre todo por el tipo de instalación y la marca o la empresa de este suelo radiante. Durante el momento de la instalación, será el propio instalador quien nos informe sobre las instrucciones del fabricante y, por lo tanto, las indicaciones apropiadas para el mantenimiento y la limpieza del suelo radiante.
Sin embargo, de forma habitual, todos los suelos radiantes deben ser regulados para adecuar los parámetros del sistema de calefacción, de modo que este sistema tenga un alto rendimiento. Además de esto tenemos que saber que, a la hora de instalar el suelo radiante, también tenemos que considerar la instalación de otros sistemas adicionales que nos ayuden a depurar y decantar los gases y sólidos en suspensión que se producen con el suelo radiante.
Generalmente, los problemas más habituales del mantenimiento del suelo radiante suelen ser alguna fuga de agua, una distribución del calor irregular, un aumento de la cantidad del consumo de energía o pérdidas en la transmisión del calor. En casos más extremos podríamos darnos cuenta de que existe agua putrefacta o de que alguna de las zonas de suelo radiante se ha deteriorado. Dicho todo esto, existen distintos tipos de mantenimiento del suelo radiante, los cuales explicamos a continuación:
Mantenimiento preventivo
Como su propio nombre indica, este tiene como función principal la prevención de averías. Suele ser el que se complementa con la limpieza del suelo radiante para asegurar que todos los sistemas de calefacción se mantienen en buenas condiciones y no exista ningún tipo de avería. Principalmente, sirve para que no puedan producirse estancamientos y el agua circule con fluidez por toda la instalación, ofreciéndonos así la calefacción adecuada.
Por lo general, para practicar el mantenimiento preventivo suele llevarse a cabo una regulación de los circuitos. De esta forma, lo que se hace en estos casos es asegurarse de que el caudal del agua se reparte por las tuberías con uniformidad y de que no existe ninguna obstrucción. También se comprueba el nivel de oxidación de las tuberías para evitar que el agua pueda terminar transformándose en lodo.
Finalmente, otro de los aspectos de la regulación de los circuitos es el vaciado de circuito y la limpieza completa del conducto con los aditivos de agua a presión que ya hemos mencionado previamente en el punto anterior. Como decimos, este proceso de limpieza suele llevarse a cabo tanto para limpiar los circuitos como para prevenir posibles averías mayores.
Mantenimiento correctivo
Por otro lado, el mantenimiento correctivo suele ser el que se lleva a cabo en las situaciones en las que, tras haber realizado el mantenimiento preventivo o incluso una limpieza, nos damos cuenta de que existe una avería concreta. También puede suceder que nos demos cuenta de que la instalación está fallando y de que el sistema de calefacción no funciona, lo que nos indicará seguramente algún problema con las tuberías que nos llevará a tener que realizar un mantenimiento correctivo.
Este mantenimiento correctivo realmente es un proceso de reparación que debe realizarse en todos los casos por profesionales. De manera habitual, el mantenimiento correctivo no suele ser la norma, puesto que si se lleva a cabo un buen mantenimiento preventivo no deberían surgir problemas. Por lo que este solo lo deberemos realizar en la situaciones en las que se ha pospuesto en exceso la limpieza o el mantenimiento y ha terminado por surgir un problema.
En estas situaciones se debería llevar a cabo una inspección detallada para regular los circuitos de forma independiente. Además, en este tipo de mantenimiento se tendría que realizar una revisión de los caudalímetros, confirmar que la distribución de agua está equilibrada, llevar a cabo también un control de lodos y, en general, revisar el sistema completo para poder hallar y reparar todas las averías.